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El campesinado como clase social

En este texto de David Santiago se abre el diálogo con otra de nuestras entradas: «Luchas compartidas: el reconocimiento del campesinado como sujeto de derechos», escrito por Juana Valentina González Serrano. El motivo está claro: la necesidad de entender más a fondo el campesinado como sujeto de derechos, como sujeto político y clase social. Esperamos que a partir de este ejercicio cotinuemos haciendo de este blog un espacio para la diálogo público sobre este y otros temas de interés común para los sujetos/actores del campo popular.

 

 

David Santiago García
Sociólogo Universidad Nacional de Colombia
Equipo de Investigación CIAM

 

El artículo de González (2025) gira a partir de la revisión del acto legislativo 01 de 2023, donde se reconoce al campesinado como sujeto de derechos, pero no como sujeto político. Los avances y limitaciones que este acto legislativo presenta, se articulan con la relación intrínseca que tienen el reconocimiento y la redistribución.

 

El campesinado colombiano ha estado inmerso en una larga lucha por la redistribución y la eliminación de las desigualdades que sufren como clase social; esta lucha por la redistribución comienza con el reconocimiento, pero este no es el fin último de la puja sino más bien su herramienta. En su artículo, González lee la falacia con la que el estado colombiano limita los alcances de las victorias del movimiento campesino. Muestra cómo, aunque el acto legislativo reconoce al campesinado como sujeto colectivo de derechos -lo que es de todas formas un paso positivo para el campesinado, pues les da reconocimiento jurídico, prioridad en políticas públicas, protección frente a discriminación, etc.- no habla sobre procesos de redistribución ni de reconocimiento como sujeto político, lo que lo convierte en un avance complaciente con el modelo neoliberal.

 

Este reconocimiento netamente jurídico le otorga ya al campesinado una existencia diferenciada frente al estado y la sociedad civil, pero no modifica de manera efectiva la estructura económica que subyace a la desigualdad a la que están sometidos. González expone a dos teóricos cercanos a la teoría crítica (Fraser y Honneth) para hablar sobre esta paradójica dicotomía. Ambos autores están preocupados por entrelazar el reconocimiento con la redistribución, pero mientras Honneth busca no diferenciarlos como conceptos, Fraser propone un análisis en donde si bien están relacionados, la lucha por el reconocimiento puede existir sin tener como trasfondo una lucha por la redistribución.

 

Este acercamiento teórico es problematizado tanto en el artículo como en los autores que el mismo recoge. El desligue del trasfondo de redistribución de las luchas por el reconocimiento vienen de contextos y desarrollos históricos del norte global, y está alejado de la evidente necesidad de justicia material que el campesinado colombiano expresa. Es por esto por lo que, si bien el acto legislativo es un avance en el reconocimiento, se queda corto al responder las demandas y necesidades de los movimientos campesinos. La posición del Estado con un enfoque multicultural plantea cambios a nivel de super estructura, pero la opresión estructural se mantiene intacta.

 

Aun así, los reconocimientos, como se había mencionado al principio, funcionan como herramienta de incidencia política con miras a una transformación estructural. La importancia del acto legislativo 01 de 2023 va ligada con el esfuerzo de escritura del articulo y de su publicación: la búsqueda de una legitimidad social sobre el campesinado como sujeto político que permita un movimiento de presión eficaz sobre sus realidades materiales e históricas.

 

El campesinado debe entenderse entonces, en miras de reconocerle su agencia política, como una clase social conformada. Si bien la experiencia campesina es diversa y cambiante según las subjetividades y las interacciones entre los diferentes individuos y grupos sociales, cabe preguntarse ¿qué es lo que puede definir al campesinado como clase social? Responder a esta pregunta no solo funciona para defender argumentalmente la necesidad de entenderles como sujetos políticos, sino que también articula en un nuevo eje el reconocimiento y la redistribución como espejo conceptual de la dinámica entre estructura y super estructura.

 

Si bien para Marx la clase social se define según la relación del sujeto respecto a los medios de producción, el sociólogo Pierre Bourdieu escribirá sobre un andamiaje más complejo al respecto del concepto de clase social. En el prólogo de la «Contribución a la crítica de la economía política», Marx habla sobre la relación entre las formas de producción y el lugar social que ocupa el individuo: ”El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social política y espiritual en general” (p. 4, 2008) -hay que señalar que, si bien la estructura (el modo de producción) condiciona la vida social y política, no significa que sea una relación unilateral; las formas sociales y políticas también afectan los procesos de constitución de la estructura económica. En «La Distinción» (1988) Bourdieu amplía y dinamiza el concepto de clase social y la relación entre las condiciones de vida con la estructura social que otorga sentido y pertenencia a los sujetos a sus determinados grupos. El campo social -que Bourdieu define como un espacio social de juego relativamente autónomo, con sus propias reglas, lógicas y jerarquíasdel campo colombiano desarrolla disposiciones personales y estructuras mentales que definen a los campesinos y campesinas como parte de un grupo social diferenciado. Los agentes del campo social del campo no son solo los campesinos, entendidos como quienes hacer la labor literal de cultivar la tierra, sino que se extiende a quienes se encuentran situados en unas condiciones de existencia homogéneas y unos condicionamientos parecidos; es decir, el campesinado incluye tanto a los trabajadores del campo como a sus familias (que no necesariamente dediquen su actividad productivas a labrar la tierra) y las demás personas que conformen una comunidad y compartan condicionamientos sociales y estructurales (los lugares donde viven, la dependencia de ciertas formas de relacionamientos económicos, etc.).

 

La ampliación conceptual y teórica de Bourdieu con respecto a Marx en la idea de clase social nos permite complejizar la relación entre reconocimiento y redistribución. El campesinado se define por (pero no exclusivamente) su actividad económica. Para entender al campesinado de manera más amplia hay que abrir el concepto al igual que lo hace Bourdieu con Marx y, sin olvidar las bases económicas que los determinan, hacer visibles las nuevas aristas que emergen y que señalan la importancia del reconocimiento en la redistribución. El campesinado lleva en sí unos sistemas de disposiciones que engendran unas prácticas semejantes entre los sujetos; estos sistemas de disposiciones y prácticas semejantes son las que determinan y definen al campesinado como clase social. Su actividad económica los articula con el resto de la sociedad colombiana de manera diferenciada, por lo que tienen intereses políticos diferenciados y una identidad propia. Esto explica que no solo sea necesario un reconocimiento en términos de su lugar dentro del entramado social, sino también una redistribución como parte de un reclamo político de un grupo social del que se desprende una actividad económica y una posición determinada dentro de la estructura productiva.

 

La experiencia campesina es, como lo menciona González, un conjunto de subjetividades porosas y cambiantes. Estas subjetividades se construyen a partir de la acumulación de experiencias colectivas y de desarrollos históricos que se yuxtaponen con otro tipo de experiencias y de historias, como las indígenas. En su artículo, González nos propone un texto que no solo funciona como un análisis de los alcances y límites del acto legislativo 01 de 2023, y de la relación entre reconocimiento y redistribución; sino que también hace parte de esta lucha por el reconocimiento del campesinado e incita importantes preguntas al respecto de lo que es el campesinado y de cómo se construye como clase social y cómo se desarrollan sus subjetividades y sus luchas. El esfuerzo de este texto y su relación con el de González, es el de dar acercamientos conceptuales a una argumentación sobre el campesinado como clase social y de por qué es importante entenderlos bajo este concepto para resaltar la importancia de la doble vía de sus luchas: por un lado como sujetos políticos y su puja por reconocimiento como respuesta a la conformación de un universo de sentido de sus prácticas y su colectividad; y por el otro, por la redistribución, a la vez respuesta a la intrincada dinámica que tiene su actividad económica con su ser social, y a su relación con el aparato productivo nacional; y proveer algunas nuevas preguntas al respecto, como: ¿Cómo se articulan las experiencias de clase del campesinado con las otras experiencias que les atraviesan, como la pertenencia étnica, etc.? ¿Cómo continuar con la lucha política por la redistribución nos interpela al resto de ciudadanos no campesinos? ¿Cómo podemos pensarnos nosotros mismos como parte de un entramado de clase con intereses políticos en el reconocimiento y la redistribución? Y ¿Cómo podemos articular las luchas políticas entre las diferentes clases sociales a las que pertenecemos y que tienen intereses en común?

 

 

Bibliografía

Bourdieu, Pierre (1988). La distinción: criterio y bases sociales del gusto. (Traducción de María del Carmen Ruiz de Elvira). Madrid: Taurus.

 

Bourdieu, P., & Passeron, J.-C. (2008). Los herederos: Los estudiantes y la cultura (M. C. Ruiz de Elvira, Trad.). Siglo XXI Editores. (Trabajo original publicado en 1964)

 

González Serrano, Juana Valentina (2025). Luchas compartidas: el reconocimiento del campesinado como sujeto de derechos. Recuperado de: https://centrociam.org/luchas-compartidas-el-reconocimiento-del-campesinado-como-sujeto-de-derechos/

 

Marx, Karl (2008). Contribución a la crítica de la economía política (Biblioteca del Pensamiento Socialista). México: Siglo XXI Editores.

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